Marina Pérez

Corrección

Desde mi punto de vista, corregir un texto ajeno es una aventura semejante a la de un equilibrista circense: hay que avanzar lentamente, cuidando cada paso que damos pero con la mirada puesta en el lugar adonde queremos llegar, evitando precipitarnos pues eso nos llevaría a una caída, manteniendo el equilibrio gracias a la vara en nuestros brazos que nos estabiliza. Es decir: cada palabra es examinada, pero adquiere su valor dentro del sistema al que pertenece; entran en juego grandes dosis de empatía con el autor para ayudarlo a expresarse, despejando malezas del texto para que su sentido brille pleno, poniendo en primer plano la palabra ajena antes que la propia, basándonos en la fuerza del lenguaje, que es el gran maestro que nos orienta. Es un trabajo que disfruto mucho, pues demanda creatividad, paciencia,  investigación, y la humildad de saber quedar al margen para que brillen palabras e ideas ajenas.

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Algunos trabajos particulares:

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María Campos Carlés de Peña:  Un legado que pervive en Hispanoamérica: El mobiliario del virreinato del Perú de los siglos XVII y XVIII (Madrid: El Viso, 2013).

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Martín Zeke Ochoa: Pídele papeles a Santa Simpa. Diario de un extranjero ilegal en España (Almería, Círculo Rojo, 2015).